Continuando con el post anterior, os ofrecemos nuestra visión de 7 reglas más del diseño de Los elementos del diseño. Manual de estilo para diseñadores gráficos, de Timothy Samara.

6. «Escoge los colores con un propósito». Los colores están para usarlos, atrévete a hacerlo, pero con criterio. Úsalos, son un arma muy potente, pero cuidado con ellos, pueden volverse en tu contra. En la imagen 1 puedes ver un juego de mesa en el que cada sector de actividad se identifica con un color, facilitando su representación gráfica y su reconocimiento.

7. «Si puedes hacerlo con menos, adelante». O lo que es lo mismo, menos es más. Para todo hay excepciones, pero esta regla garantiza que no te equivocarás: ante un estimulo sencillo, más posibilidades de ser leído, escuchado, visto… obvio (imagen 2).

8. «El espacio negativo es mágico: no lo rellenes, ¡créalo!» Nosotros preferimos llamarlo “no le tengas miedo al blanco”. No hay que llenarlo todo, hay que dejar respirar el diseño o sentirás al verlo la misma sensación que al entrar en el metro a las 7:30 h. Las piezas gráficas en muchas ocasiones son como las personas: valen más por lo que callan que por lo que cuentan (imagen 3).

9. «Trabaja la tipografía como si tuviera la misma importancia que la imagen». A lo que nosotros añadimos, “porque de hecho la tiene”. La capacidad comunicativa de los caracteres escritos es infinita, y no sólo por lo que nos dice el significado de la palabra, sino por lo que nos cuenta la forma gráfica de la misma. En el ejemplo 4, para el logotipo conmemorativo del aniversario SECOT, se utilizó la S del nombre de marca girada, representando un número dos, lo que permitió dotarlo de significado y, sobre todo, hacerlo más reconocible al relacionarlo con el logotipo original de la marca.

10. «Los tipos sólo son tipos cuando son agradables». Si no, no se sabe muy bien lo que son. Hay que ser armónico, hay que ser claro y, sobre todo, hay que ser legible. Puede ser muy bonito, pero si no se lee no nos vale para nada (la imagen 5 tiene un alto índice de legibilidad).

11. «Tienes que ser universal; recuerda: tu trabajo no es para ti». Ni para tu cuñado, ni para tu mujer o marido, ni para tu hijo o hija. Piensa hacia fuera, proyecta tu idea para que pueda llegar a tu público, que es quien realmente importa. Habla su lenguaje y ellos hablarán el tuyo. En el ejemplo 6, la simbología utilizada permite crear un vínculo con la marca, al tiempo que crea un discurso simbólico destinado a romper las barreras culturales e idiomáticas.

12. «Comprime y separa». Aprovecha los espacios, pero ten la capacidad de generar ritmo en la lectura: genera zonas informativa que griten pidiendo atención y otras que susurren y permitan alcanzar un nivel comunicativo superior. Y sobre todo, aprende a utilizar el silencio, la ausencia de elementos que hará que lo realmente importante destaque de verdad (imagen 7).

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